Querien
En las heladas regiones de la América del Norte un indio hacía un caminito por entre la nieve, y además hacía otra cosa con unas ramas de abeto.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó un amigo que acertó a pasar por ese lugar.
—Una trampa para conejos —respondió el indio.
—Pero, ¿dónde está la trampa?
—¡Ah! —respondió el indio sonriente. —La trampa no la pondré sino hasta dentro de dos semanas.
Primero arreglo el caminito de modo que los conejos se acostumbren a él. Por ejemplo, hoy por la noche vendrán y tendrán temor de pasar por el caminito; pero mañana se acercarán más, y poco tiempo después uno de ellos lo cruzará, después caminará por él. Pocas noches después se familiarizarán con el camino y lo usarán frecuentemente sin ningún temor. Entonces pondré la trampa en medio, entre las ramas… después comeré conejo todos los días.
—Ya veo —contestó el amigo pasajero—, estas usando la misma táctica que Satanás usa con los cristianos: Primero los atrae a algo que da la impresión de que "no es malo ni bueno", y cuando adquieren confianza él los atrapa y destruye.
Muchos son los cristianos que están continuamente siendo engañados por el enemigo de sus almas, quien los lleva a caminos que parecen atractivos que finalmente producirá su destrucción. Puede ser una amistad, una película, una lectura o el Internet. Dios te ha dado la capacidad para decir no y no permitir que seas arrastrado sutilmente. Recuerda, Cristo te llamó a una vida totalmente victoriosa.
En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios. Salmo 106:14
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. Mateo 6:13
Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. Santiago 1:12
Cuando el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.
Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presentó su solicitud para aprender canto, el maestro le dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.
Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intentó hablar en el Parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: «Aunque ahora me siente, vendrá el tiempo en el que me oirán».
Henry Ford olvidó poner una marcha de reversa en su primer carro.
Thomas Edison gastó dos millones de dólares en una invención que demostró ser de poco valor.
Muy pocos lo hicieron bien la primera vez. Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito.
La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez en que no se fracasa es cuando se hace algo y da resultado. Podemos y debemos «caer» e irnos de bruces hacia el éxito.
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